La resistencia de la inflación en México ha sido influenciada por diversos factores, incluyendo el aumento salarial, becas sociales y estrategias de consumo. Según analistas, la disponibilidad de recursos en los estratos sociales más bajos, gracias al alza acumulada del salario mínimo, los apoyos sociales previos a las elecciones y la llegada de remesas, ha sido crucial para mantener el consumo.
Marcela Muñoz, analista de consumo en Vector, destacó que durante los procesos inflacionarios, las minoristas han implementado la "shrink inflation" o reduflación, una estrategia que reduce el tamaño de los productos para ofrecer precios más asequibles, ayudando a sostener el consumo. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que la inflación ha fluctuado alrededor del 4.4% durante los últimos 11 meses, con una lectura mínima de 4.29% en octubre pasado.
El Banco de Pagos Internacionales (BIS) subrayó en su Informe Anual que la rigidez inflacionaria es común en varias economías clave y refleja un ajuste incompleto a las perturbaciones pandémicas y otros desequilibrios. El informe también señaló que los precios de los servicios, el trabajo y los salarios reales son factores centrales en los riesgos inflacionarios.
Según el Inegi, las familias de menores ingresos, que ganan entre uno y tres salarios mínimos, han experimentado una inflación del 4.83% en el último año, superior a la media nacional. En contraste, los hogares con ingresos superiores a seis salarios mínimos registraron una inflación del 4.67%.
Marisol Huerta, analista independiente, explicó que los segmentos de bajos ingresos han logrado enfrentar la volatilidad de precios gracias a los apoyos sociales y remesas. El BIS advirtió que en algunos casos, la política fiscal sigue estimulando la economía, contrarrestando los efectos de la política monetaria.
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