Huasteca Global News - 01 de marzo de 2024
En un análisis reciente sobre el acceso a la salud en México, Chiapas, Guerrero y Oaxaca se identifican como los estados con las mayores barreras para acceder a servicios de salud adecuados. Estas entidades, situadas en el sureste del país, presentan niveles alarmantes de pobreza, informalidad laboral y desigualdad, factores que complican significativamente el acceso a la atención médica para sus habitantes.
Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Chiapas y Oaxaca registran que 7 de cada 10 de sus habitantes enfrentan carencias en el acceso a la salud, mientras que en Guerrero la proporción es de 5 de cada 10. Estas cifras no solo reflejan la falta de cobertura de seguro social o médico, sino también una deficiencia en la cantidad y calidad de infraestructuras de salud, como clínicas y hospitales, así como en la disponibilidad de médicos, enfermeros, medicamentos y equipos médicos.
El estudio del Coneval también destaca que el ámbito de la salud recibe una mínima atención en los programas sociales, con solo el 11% de estos enfocados en garantizar el derecho a la salud. Este escenario se agrava por la elevada informalidad laboral en estos estados, donde entre el 75 y el 80% de la población trabaja bajo esquemas informales, limitando su acceso a instituciones de salud como el IMSS o el ISSSTE.
La gratuidad de los servicios de salud públicos es otro indicador de las desigualdades regionales. Mientras en estados como Baja California o Nuevo León, menos del 10% de los pacientes tuvieron gastos adicionales durante su atención en instituciones públicas, en Chiapas y Oaxaca casi el 25% de los pacientes incurrieron en costos extra.
Las brechas regionales también se reflejan en la disponibilidad y accesibilidad a los servicios médicos. En estados como Colima o Coahuila, prácticamente nadie tardaría más de dos horas en llegar a un hospital en caso de emergencia, contrariamente a Oaxaca y Chiapas, donde casi el 20% de los habitantes enfrentarían este retraso, y en Guerrero, el 15%.
Además, la proporción de personas que esperan más de 30 minutos para ser atendidas en instituciones públicas de salud es significativamente más alta en estos estados. Esto, sumado a las bajas tasas de médicos generales, especialistas, psicólogos y camas censables por cada 1,000 habitantes, así como las altas tasas de mortalidad infantil y materna, evidencia las profundas desigualdades en el acceso a la salud.
La falta de profesionales de la salud enfocados en comunidades indígenas y las barreras culturales y lingüísticas también limitan el acceso efectivo a la salud en estas regiones. A pesar de la importancia crítica de estos servicios, Chiapas, Guerrero y Oaxaca figuran entre las entidades con el menor número de programas públicos dirigidos a la salud, lo que contrasta marcadamente con la diversidad y cantidad de intervenciones observadas en estados del norte de México.
Este panorama subraya la urgente necesidad de políticas públicas más efectivas y específicas que aborden las desigualdades regionales en salud, considerando las particularidades socioeconómicas de cada estado para garantizar el acceso universal a servicios de salud de calidad.
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