En los últimos tres años, la cobertura de programas de bienestar en las empresas ha aumentado, pero el reto sigue siendo implementarlos adecuadamente, alineados con las necesidades de los trabajadores y respaldados por indicadores claros. Especialistas y directivos de Recursos Humanos coincidieron en que es crucial desarrollar programas de bienestar integrales y preventivos que involucren al liderazgo.
En la cuarta edición del Foro de Salud y Bienestar organizado por Mercer Marsh Beneficios (MMB), se destacó la importancia de crear culturas organizacionales que prioricen la salud integral de las personas. Larissa Navarro, vicepresidenta de Recursos Humanos para Latinoamérica Norte de Mastercard, subrayó que es necesario tener un plan integral basado en las características de la población de la empresa y que involucre a los líderes en la promoción del bienestar.
Ana Zamora, directora de Recursos Humanos de Toyota Financial Services, señaló que muchos planes de bienestar no alcanzan los resultados esperados debido a un enfoque reactivo en lugar de preventivo. "En salud mental, no se trata solo de intervenir en crisis, sino de enseñar autocuidado a los colaboradores y sensibilizar a los líderes", afirmó.
La investigación de MMB muestra que la cobertura de planes de bienestar ha aumentado del 30.0% al 39.7% en los últimos tres años. Sin embargo, el desafío radica en ampliar el alcance de estos programas dentro de las empresas. Antonella Moyano, directora de Recursos Humanos de Marsh McLennan, enfatizó que el bienestar de los trabajadores no es solo responsabilidad de Recursos Humanos, sino que debe ser un esfuerzo conjunto de toda la organización.
Regina Athié, CEO de Cuéntame, destacó la importancia de utilizar indicadores para diseñar y justificar estrategias de salud mental. "Es crucial tener métricas claras para asegurar la sostenibilidad de las iniciativas", dijo. Eduardo Medeiros, CEO de Welbe, añadió que contar con datos es esencial para justificar el presupuesto necesario para estos programas.
En resumen, los programas de bienestar efectivos deben ser integrales, preventivos, basados en indicadores y respaldados por toda la estructura organizacional, especialmente el liderazgo. Solo así se podrá garantizar un entorno de trabajo saludable y productivo.
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