El magnate Frank McCourt vuelve a mostrar interés en TikTok: ¿un nuevo giro en la disputa global?

El empresario estadounidense Frank McCourt ha reavivado su interés en las operaciones de TikTok en Estados Unidos, anunciando su disposición a asociarse con otros compradores, siempre y cuando mantenga el control total de los activos. En declaraciones a Reuters durante el Foro Económico Mundial en Davos, McCourt dejó claro que, aunque la financiación no es un problema, la incertidumbre sobre el futuro de TikTok en Estados Unidos sigue dependiendo de la decisión de ByteDance, su empresa matriz, y del gobierno chino.

Su oferta se da en un contexto global tenso, donde los líderes internacionales, como el presidente Donald Trump, han mostrado un renovado interés en la propiedad de la red social. Trump, recientemente, firmó un decreto que retrasa 75 días la prohibición de TikTok en territorio estadounidense y expresó su deseo de que Estados Unidos posea una participación significativa en la compañía. Además, no descartó la posibilidad de que grandes empresarios como Elon Musk o Larry Ellison se sumen a la compra.

A comienzos de enero, McCourt a través de su grupo Project Liberty, presentó formalmente una oferta para adquirir los activos estadounidenses de TikTok. Su propuesta incluye integrar la tecnología de Project Liberty, lo que permitiría a los usuarios gestionar cómo se comparten y usan sus datos personales en la plataforma, un aspecto clave en medio de los crecientes cuestionamientos sobre la seguridad digital.

Sin embargo, la disputa no está resuelta. TikTok ha tomado acciones legales contra la potencial prohibición de su aplicación, una batalla que ha llegado hasta la Corte Suprema de los Estados Unidos, que recientemente ratificó la decisión del gobierno de avanzar con la restricción.

Este movimiento por parte de McCourt resalta la tensión entre intereses empresariales, geopolítica y privacidad en un mercado global que sigue presionando sobre la regulación de las grandes plataformas tecnológicas. Lo que está claro es que la disputa sobre el futuro de TikTok no solo es una cuestión de negocios, sino también una cuestión de poder global.