En 2023, las minas terrestres antipersona provocaron 5,757 víctimas, un incremento del 22% en comparación con 2022, según el informe anual de la Campaña Internacional para la Prohibición de Minas Antipersona. Este incremento es atribuido principalmente al uso extensivo de estos artefactos en conflictos como los de Myanmar y Ucrania.
De las víctimas reportadas, 1,983 murieron y 3,663 resultaron heridas, mientras que el estatus de otras 111 sigue siendo incierto. Birmania encabeza la lista con 1,003 afectados, seguida por Siria (933), Afganistán (651) y Ucrania (580). La región del Sahel también registra un preocupante aumento en el uso de minas en países como Nigeria y Burkina Faso.
Civiles y niños, los más afectados
El 84% de las víctimas eran civiles, y más de un tercio de ellas eran niños, lo que subraya la crueldad de estas armas prohibidas por el Tratado de Ottawa de 1997. A pesar de los esfuerzos globales para desminar áreas contaminadas, 58 países siguen enfrentando el impacto de estas armas, incluyendo Colombia, Perú, Ecuador y Cuba en América Latina.
México bajo sospecha
El informe alerta sobre la posible presencia de artefactos improvisados en México y Venezuela, aunque no se han confirmado casos recientes. El gobierno mexicano deberá responder a esta sospecha en la próxima conferencia de revisión del Tratado de Ottawa en Camboya.
Nuevos usuarios y producción activa
Países como Irán y Corea del Norte se han unido al uso de minas terrestres, mientras que otros como India, Rusia y Myanmar continúan desarrollándolas. La comunidad internacional enfrenta un desafío crítico para reforzar la prohibición de estas armas.
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