Un volcán en la península de Reykjanes, cerca de la capital de Islandia, entró en erupción el miércoles por la noche, marcando la séptima erupción registrada en la zona desde diciembre pasado.
La fisura de esta última erupción, según la Oficina Meteorológica de Islandia, se extiende a lo largo de aproximadamente 3 kilómetros, significativamente menor que la erupción anterior ocurrida en agosto, cuya longitud alcanzó 4 kilómetros. La actividad comenzó a las 11 p.m., hora local, y las autoridades informaron que la fisura dejó de expandirse tres horas después.
Aunque el tráfico aéreo opera con normalidad, las autoridades evacuaron preventivamente a los residentes del pueblo de Grindavik, así como a los huéspedes de los hoteles cercanos y al personal de la Planta de Energía de Svartsengi. La mundialmente famosa Laguna Azul, un atractivo turístico clave de Islandia, también fue desalojada como medida de seguridad.
"Esta actividad era esperada debido a la reciente actividad sísmica en la zona. Afortunadamente, el flujo de lava no representa una amenaza inmediata para las comunidades cercanas", comentó Snorri Valsson, portavoz de la Junta de Turismo de Islandia.
Islandia, con una población de casi 400,000 habitantes, se encuentra en la intersección geológica de las placas tectónicas de América del Norte y Eurasia, lo que la convierte en una de las zonas volcánicas más activas del mundo. Desde enero de 2020, la península de Reykjanes ha registrado diez erupciones y miles de terremotos, destacando su constante actividad geológica.
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