HUASTECA GLOBAL NEWS- 22 AGOSTO 2024
En la periferia de Río de Janeiro, la violencia cotidiana y la presión de los narcotraficantes han llegado a un nuevo nivel de intimidación, dirigido específicamente contra las comunidades religiosas, en particular las católicas y afrobrasileñas. A medida que se acercan las elecciones municipales en Brasil, las restricciones a las misas y actividades en templos en el "Complejo de Israel", una de las favelas controladas por narcos, han aumentado significativamente.
El líder del grupo criminal que domina este territorio, Álvaro Malaquías Santa Rosa, conocido como Peixão, ha convertido el complejo en una fortaleza religiosa evangélica, desde donde persigue y reprime otras prácticas religiosas, especialmente el umbanda y candomblé. La reciente amenaza de cerrar iglesias católicas en la zona ha generado temor y llevó a la suspensión de varias misas, destacando la creciente intolerancia religiosa y el uso de la religión como herramienta de control territorial.
La situación en Río de Janeiro es extremadamente compleja, con facciones criminales como el Comando Vermelho (CV) y el Tercer Comando Puro (TCP) compitiendo por el control, en colaboración con milicias formadas por expolicías y exmilitares. En este escenario, la religión no solo es un componente más en la lucha por el poder, sino un medio para afirmar la autoridad en zonas donde el Estado ha fracasado en mantener el orden. La situación se agrava con la cercanía de las elecciones, donde los grupos armados buscan influir en el resultado electoral a través del miedo y la represión.
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