La reciente discusión sobre la reforma constitucional en México y su impacto en el sistema de justicia nos invita a reflexionar sobre un tema poco explorado en el país: el uso de la inteligencia artificial (IA) en la impartición de justicia. Mientras enfrentamos desafíos en la selección de candidatos para el proceso electoral judicial, también debemos considerar cómo la IA puede transformar nuestro sistema judicial, aprendiendo de ejemplos internacionales y adaptando esas experiencias a nuestra realidad.
El Contexto de la Justicia Artificial
Desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia en 2018, se había anticipado que los militares regresarían a los cuarteles tras años de enfrentamiento con los cárteles de la droga. Sin embargo, al finalizar su mandato, los militares no solo continúan en las calles, sino que ahora lideran la Guardia Nacional. En este contexto, surge la pregunta de cómo podemos integrar tecnologías emergentes como la IA en un sistema judicial que enfrenta problemas de carga excesiva de casos y limitaciones de acceso.
Ejemplos Internacionales
Alrededor del mundo, ya existen iniciativas que exploran el concepto de justicia artificial. En Estonia, un "juez robot" está resolviendo disputas de menor cuantía, lo que permite una administración de justicia más ágil. Los usuarios cargan documentos en una plataforma en línea y la IA emite un veredicto, con la opción de apelar a un juez humano si alguna de las partes no está satisfecha.
China también está desarrollando tribunales inteligentes que utilizan IA para gestionar casos menores y guiar a las partes a través del proceso legal, mientras que en Estados Unidos, herramientas como COMPAS evalúan el riesgo de reincidencia en los acusados, aunque su uso ha suscitado controversia por los sesgos que pueden incluir.
Oportunidades y Desafíos para México
La implementación de la justicia artificial en México podría abordar la acumulación de expedientes y permitir que personas en áreas remotas accedan a servicios judiciales sin necesidad de desplazarse. Un sistema basado en IA podría aplicar la ley de manera uniforme, contribuyendo a la equidad en las decisiones judiciales. No obstante, también plantea retos significativos, como la resistencia de los profesionales del derecho y las implicaciones éticas de delegar decisiones a algoritmos.
Es crucial capacitar a abogados y jueces sobre el uso y las limitaciones de la IA, así como considerar cómo las decisiones automatizadas podrían afectar la percepción de justicia en la sociedad. Las experiencias internacionales nos muestran que la justicia artificial no es solo un concepto futurista, sino una realidad en evolución que requiere un enfoque reflexivo y responsable.
Un Futuro por Definir
La justicia artificial nos reta a repensar el funcionamiento del sistema judicial. Si bien puede ofrecer soluciones para mejorar la eficiencia y el acceso, también es vital abordar las implicaciones éticas y sociales de su integración. México tiene la oportunidad de prepararse para este futuro, siempre y cuando se realice un debate abierto y participativo sobre el papel que la tecnología debe jugar en la justicia.
En conclusión, es esencial que como sociedad consideremos cómo queremos que funcione nuestro sistema judicial y el rol que la IA puede desempeñar en él. Este es el momento de fomentar la innovación y garantizar que cualquier avance tecnológico sirva a la justicia y a los valores fundamentales que defendemos. Nos leemos la próxima semana y te invito a seguirme en X (anteriormente Twitter) como @enrique_pons.
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