La conmemoración del décimo aniversario de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa se vio marcada por intensas protestas y tensiones en la Ciudad de México. Durante la marcha que se realizó desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, los padres de los estudiantes y sus simpatizantes manifestaron su frustración y enojo hacia el presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien acusaron de incumplir promesas de justicia.
En el Zócalo, los manifestantes se encontraron con bloques de cemento de más de un metro de altura colocados en la calle 5 de Mayo, diseñados para bloquear el acceso al centro histórico y dificultar el paso de los participantes. La presencia de estos bloqueos provocó una fuerte reacción entre los padres de los normalistas, quienes criticaron duramente al presidente por lo que consideraron una medida de represión.
Emiliano Navarrete, padre de José Ángel Navarrete González, expresó su descontento desde el templete instalado en la plaza, acusando a López Obrador de burlarse de los familiares de los desaparecidos y de traicionar sus promesas de verdad y justicia. En un tono acalorado, Navarrete describió al presidente como una figura que ha defraudado las expectativas de los ciudadanos, al cambiar de postura respecto a las investigaciones.
Hilda Legideño, madre de Jorge Antonio, también se unió a las críticas, acusando al presidente de ser cómplice de los responsables de la desaparición de su hijo. La señora Legideño lamentó la falta de avances en la investigación y la aparente protección que, según ella, ha otorgado al Ejército.
El abogado de los padres, Vidulfo Rosales, cuestionó la gestión de la investigación por parte del gobierno, señalando que no se han presentado avances significativos y que cuando surgieron evidencias que podrían involucrar al ejército, la investigación fue descontinuada. Rosales también criticó al presidente por no abordar los problemas internos y por desmantelar instituciones clave como la Comisión para la Verdad y la Fiscalía Especial.
Bloqueos y Tensión en el Zócalo
La frustración de los manifestantes se agravó con la imposibilidad de acceder al Zócalo debido a los bloqueos. Los participantes intentaron mover los bloques de cemento para permitir el paso de los vehículos que llevaban apoyo logístico y a adultos mayores, pero no tuvieron éxito. Vidulfo Rosales denunció que esta medida adicional solo servía para agravar el sufrimiento de las familias.
Destrozos y Conflictos con el "Bloque Negro"
Durante la marcha, se reportaron numerosos destrozos a negocios y mobiliario urbano, realizados por el denominado "bloque negro". Este grupo, que avanzó a lo largo del recorrido, causó daños en más de 10 establecimientos en la colonia Roma y en la zona de Insurgentes. Los participantes de la marcha intentaron controlar a este grupo, que se negó a ser grabado y usó tácticas agresivas para evitar la documentación de sus acciones.
A pesar de los esfuerzos por mantener el orden, los destrozos y enfrentamientos continuaron hasta llegar al Palacio Nacional, donde el grupo lanzó petardos y trató de derribar las vallas metálicas. Los organizadores de la marcha pidieron que se mantuviera el silencio durante el mensaje de las familias, pero estos llamados no fueron atendidos por el bloque negro.
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