Huasteca Global News - 30 de enero de 2024
Una confusión histórica ha sido finalmente aclarada en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, Morelos, donde durante 50 años se exhibieron restos que se creían pertenecían a un fraile español, pero que ahora se han identificado como los de una mujer azteca de la tribu tlahuica. Esta tribu azteca estableció su señorío en la colina de Cuauhnáhuac.
La revelación surgió después de los daños causados por el devastador terremoto del 19 de septiembre de 2017, que llevó a la Secretaría de Cultura Federal y al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a realizar trabajos de reestructuración en el Palacio de Cortés.
Entre los diversos estudios realizados, se incluyó un análisis de los restos que habían sido identificados previamente como los del fraile español Juan Leyva, quien había servido a la marquesa Juana de Zúñiga y Arellano, esposa de Hernán Cortés.
Según el INAH, durante muchos años se había asumido que los restos pertenecían al fraile debido a que fueron encontrados en un entierro adornado con la flor de cuatro pétalos, un símbolo distintivo de la fase final de la construcción en el siglo XVI. Además, la ubicación de los restos en la portería de la "casa vieja" estaba vinculada en las fuentes históricas con la inhumación del fraile.
Sin embargo, los arqueólogos que realizaron el estudio notaron ciertas discrepancias que levantaron sospechas. Les resultó extraño que el fraile hubiera sido enterrado fuera de su comunidad, y que su tipo de entierro no se correspondiera con los cánones católicos de la época. Esto llevó a los expertos a reconsiderar la identidad de los restos y a relacionarlos con una mujer azteca en lugar del fraile Juan Leyva.
Según el INAH, la forma en que se encontraron los restos está más en línea con un entierro prehispánico, posiblemente de la época de contacto o anterior. El entierro era primario, directo e individual, con un espacio de inhumación rellenado y cubierto por grandes rocas, y la posición del cuerpo era en decúbito lateral sobre el costado izquierdo, con las extremidades flexionadas hacia la región torácica. Este descubrimiento arroja nueva luz sobre la historia y la identidad de los individuos enterrados en este sitio histórico.
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