El pasado 19 de septiembre de 2024, la policía de Islandia se vio obligada a disparar y matar a un oso polar que había llegado a una remota villa del país, generando preocupación entre los residentes. El incidente ocurrió cuando el oso fue visto escarbando en la basura de una casa, lo que provocó temor en el propietario, quien se encerró en el piso superior de la residencia. Tras llamar a su hija en Reykjavik para pedir ayuda, los servicios de emergencia acudieron al lugar en helicóptero.
A pesar de los esfuerzos para encontrar una solución alternativa, las autoridades decidieron sacrificar al oso polar, explicando que no era posible trasladarlo a Groenlandia. La Agencia de Medio Ambiente de Islandia fue consultada antes de tomar la decisión final. El animal, que parecía estar saludable y pesaba entre 150 y 200 kilogramos, fue llevado al Instituto de Historia Natural en Reykjavik para su análisis.
Este suceso ha reavivado el debate sobre la aparición de osos polares en Islandia, un fenómeno raro pero no desconocido. Los osos polares no habitan en la isla de forma permanente, ya que su entorno natural está en el Ártico, y solo llegan a Islandia como "vagabundos" cuando los icebergs, procedentes de Groenlandia, los traen cerca de las costas.
El Instituto de Historia Natural ha registrado que alrededor de 600 osos polares han llegado a Islandia desde su colonización humana, pero las condiciones del país no son adecuadas para que estos animales sobrevivan, debido a la falta de hielo marino y alimentos. Además, las hembras no pueden reproducirse en el territorio islandés.
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