Una investigación reveló los detalles detrás de la operación que llevó a la explosión simultánea de miles de beepers en los bastiones de Hezbolá, en Líbano, el pasado 17 de septiembre de 2024. Los dispositivos, entregados a militantes del grupo, contenían explosivos ocultos en sus baterías, lo que permitió su activación a distancia y generó un devastador ataque. La operación involucró un complejo diseño que hizo posible que los explosivos pasaran desapercibidos incluso tras rigurosos controles de seguridad.
Según la agencia de noticias Reuters, los explosivos insertados en los beepers consistían en una pequeña lámina de tetranitrato de pentaeritritol (PENT), ubicada estratégicamente entre las celdas de la batería. Este explosivo plástico, junto con un detonador miniatura sin componentes metálicos, hizo que los radiolocalizadores fueran indetectables por los escáneres de seguridad utilizados por Hezbolá. Las baterías modificadas también contenían una tira de material inflamable que actuaba como el detonador, generando una chispa capaz de desencadenar la explosión.
Hezbolá distribuyó los beepers entre sus miembros desde febrero de 2024, desconociendo la alteración que presentaban. Aunque notaron que la duración de la batería era inusualmente corta, no consideraron que fuera un problema de seguridad, lo que permitió que los dispositivos continuaran en uso hasta horas antes del atentado. Durante el ataque, los beepers explotaron poco después de emitir un pitido que indicaba la recepción de un mensaje, lo que causó numerosas bajas y una gran destrucción en los suburbios del sur de Beirut y otros bastiones del grupo.
Aunque Israel no ha admitido oficialmente su implicación, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, elogió al Mossad por sus "impresionantes" resultados al día siguiente de las explosiones, lo que fue interpretado como un reconocimiento tácito de la participación de la agencia de inteligencia israelí. La sofisticación del método empleado demuestra un elevado nivel de planificación y conocimiento en la fabricación de explosivos, planteando preguntas sobre la seguridad y las vulnerabilidades en los dispositivos electrónicos utilizados por grupos armados en la región.
La operación ha sido descrita como uno de los golpes más importantes contra Hezbolá en los últimos años y ha dejado en evidencia la capacidad de penetración de los servicios de inteligencia israelíes en sus filas. La investigación sigue abierta para esclarecer todos los detalles sobre cómo se logró modificar y distribuir estos dispositivos sin ser detectados por las redes de seguridad del grupo.
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