Río de Janeiro vivió momentos de caos el 16 de octubre de 2024, cuando al menos siete autobuses fueron secuestrados y utilizados como barricadas en la Estrada do Itanhangá, en la zona oeste de la ciudad. Los vehículos, que se encontraban vacíos al momento del secuestro, fueron atravesados en diversos puntos para bloquear el paso y dificultar el avance de un operativo del Batallón de Operaciones Especiales (Bope) en la comunidad de Tijuquinha.
Imágenes compartidas en redes sociales mostraron la situación caótica en las calles, donde los autobuses bloqueaban la carretera, causando una larga fila de vehículos y afectando el tráfico. La policía carioca recuperó tres de los siete autobuses secuestrados para la una de la tarde (hora local), mientras que los restantes continuaban obstruyendo el paso.
Según la Policía Militar de Brasil, los delincuentes utilizaron esta táctica para desviar la atención de las autoridades y complicar el operativo, creando una "cortina de humo" para traer desorden y caos a los ciudadanos. El uso de autobuses como barricadas ha sido una estrategia recurrente del crimen organizado en la región para obstaculizar la acción policial, dificultando el acceso a áreas conflictivas.
La Estrada do Itanhangá conecta con las comunidades de Muzema, Tijuquinha y Rio das Pedras, donde se han reportado actividades del crimen organizado en el pasado. Durante el operativo, la carretera fue cerrada en ambos sentidos, y Rio Ônibus, la empresa encargada del transporte en la ciudad, confirmó que las rutas de los autobuses fueron modificadas para evitar la zona afectada.
La Policía Civil de Brasil investiga la participación de grupos criminales responsables de organizar estos bloqueos para dificultar los operativos en las comunidades. La situación en la zona oeste de Río de Janeiro continúa siendo tensa, y las autoridades mantienen presencia en el área para evitar más incidentes y restablecer la normalidad.
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